El gigante griego fue el protagonista del título de la NBA que llega a Milwaukee tras 50 años.
Durante tres temporadas el proyecto de la franquicia de los Bucks se armó para poder llegar a una final de la NBA y hacerse con el título. La base de todo fue el MVP de la final Giannis Antetokounmpo, que apostó por el equipo y la ciudad que lo acogió en 2013 cuando llegó como un adolescente.
En la Burbuja de Orlando los Lakers dominaron y Milwaukee vio cómo Miami los sacaba antes de la final de conferencia. A partir de allí se empezó a formar un proyecto que rindió frutos, gracias también en parte a PJ Tucker, Khris Midleton o Jrue Holiday que le dieron el espaldarazo al ahora histórico número 34 de los Bucks.
No fue fácil el camino para Milwaukee, entraron como los terceros de la conferencia del este y en séptimo lugar en la general. Desde allí el nivel del equipo empezó a subir. Blanquearon a Miami en una revancha anímica y a los estelares Netsd de Brooklyn lo vencieron en el séptimo juego para jugar la final de conferencia con Atlanta Hawks.
El inicio de la serie fue muy parejo pero lograron salir abante y con un 4-2 ganaron el trofeo y accedieron a la ansiada final con uno, si no el mejor y más regular equipo de la temporada, los Phoenix Suns. Allí lo imposible y lejano se hizo realidad.
Todo se vio en vilo cuando en el tercer juego los Suns llegaron con la ventaja 2-0, pero a partir de ahí llegaría la remontada de los Bucks que tuvieron a un Giannis estelar, llevándose todos los premios individuales y mejorando su mayor debilidad, los tiros libres. Le sobró un juego porque la proeza se tenía que conjurar en casa y ya Milwaukee es una fiesta y Antetokounmpo será una leyenda junto al campeón de hace 50 años, Karem Abdul-Jabbar.
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